TIEMPOS DE GUERRA
La segunda guerra mundial comenzó y sus efectos se sintieron en todos los ámbitos. Primero en Europa y luego en EEUU.
En Europa las principales casas francesas dejaron de exportar los materiales para diseñar prendas y accesorios. De esta forma, Estados Unidos se vio obligado a generar sus propios diseños y por primera vez en ese país la industria de la moda dependió de sus propios recursos.
Más tarde, con la entrada de Estados Unidos al mayor conflicto bélico del siglo, la industria, incluida la de la moda, quedó controlada por el gobierno. La vestimenta respetaba diseños para atender a las demandas de un país en guerra.
La moda reflejó la crisis y la desesperanza: los tejidos eran de baja calidad; las mujeres se vestían uniformadas con trajes de chaqueta planos y simples. Se popularizaron las prendas con doble uso que, por medio de accesorios, se podían utilizar tanto para el trabajo como para una salida en la noche.
Los trajes de hombres dejaron de ser de cuatro piezas (chaleco, saco y dos pares de pantalones) y se redujeron a un pantalón y un saco. Para las mujeres se impuso un estilo sencillo, nada extravagante y pocos accesorios. En esta década, mezclar y combinar prendas para sacarles el máximo provecho pasó a ser la norma a la hora de vestir.
Como forma de respeto al hombre que estaba en la guerra, la mujer recurrió a un estilo conservador. El largo de las faldas y los vestidos cubría las rodillas. Los Pantys (medias) empezaron a comercializarse, aunque aún no eran de uso masivo. Para la cabeza, la moda era recurrir a gorritos diminutos, muy sencillos o simplemente pañuelos.
Christian Dior, quien junto a Pierre Balmain y Hubert Givenchy era uno de los diseñadores más conocidos de esta década, cierra los 40 con el regreso al glamour y la moda de la postguerra. En 1947 lanzó una colección que más tarde la prensa popularizó como el NEW LOOK, estilo que tuvo su máximo auge en los 50.
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